- SELECCIÓN EDITORIAL
- 2003 · 3 piezas · 27 min
Concierto para clarinete en la mayor
El Concierto para clarinete, finalizado menos de dos meses antes de la muerte de Mozart, se compuso especialmente para el virtuoso austriaco Anton Stadler. Su estreno probablemente tuvo lugar en Praga, en octubre de 1791, aunque no se conserva documentación que lo confirme. Lo que sí se sabe es que Mozart escribió la obra específicamente para clarinete bajo. El rango melódico de este instrumento, inventado durante la década de 1770, incorporaba notas en registro más grave de las que se podían tocar en el clarinete estándar. Sin embargo, a pesar de la entusiasta promoción de Stadler, el clarinete bajo nunca tuvo auge. La primera publicación de la partitura de Mozart a inicios del siglo XIX asignó la parte solista del instrumento a un rango más agudo, con tan sólo algunas notas más graves transpuestas del original. Pese a ser interesantes en sí mismos, estos detalles poco tienen que ver con la riqueza musical del Concierto para clarinete. En este, la parte solista ilustra la eficacia con la que Mozart escribe para el instrumento y consigue explorar todas sus posibilidades expresivas. En el “Allegro” inicial, por ejemplo, pasajes de notas brillantes y veloces se suceden con total fluidez a momentos de introspección lírica, un estado de ánimo que también se captura maravillosamente en la melodía cuasi operística y de largo aliento del “Adagio” central. Las secciones exteriores del “Rondo final” son vivaces y estimulantes, pero las resonancias más oscuras de la mitad del movimiento sugieren que un sentimiento de melancolía complementó la inspiración del compulsivo genio austriaco.